La Condesa Bodemburg. Presentación

Contaba la historia que Elisabeth Bodemburg, la Condesa de la ciudad, era la mujer más sanguinaria que jamás hubiera existido. Decían que su mirada era capaz de hacer que te quedaras paralizado de miedo, te dejaba incapaz de hacer cualquier cosa. Sin embargo, tenía un rostro tan bello, tan cautivador… hacía que no pudieras apartar la mirada de su tez blanquecina.

La leyenda contaba que era la más sanguinaria porque secuestraba a chicas de entre doce y veinte años, para infringirle todo tipo de torturas, jugar con ellas hasta la muerte, para luego desangrarlas y poder beber o bien bañarse con la sangre de dichas jóvenes. Por eso la gente del pueblo creían que Elisabeth Bodemburg era un vampiro; pero no era un vampiro común. Era una persona normal y “corriente” a la que le gustaba beber sangre de bellas y jóvenes doncellas.

Su obsesión por beber sangre se debía a su deseo de mantenerse joven y hermosa para toda la eternidad. La razón por la que empezara su siniestro y aterrador experimento fue una vez que estaba en su habitación recién salida de su baño cotidiano, y mandó llamar a una de sus muchas doncellas para que le cepillara su hermoso cabello.

Cuando la joven comenzó a peinarla, sin darse cuenta, le dio un tirón del pelo. La doncella miró horrorizada a la Condesa, ésta se levantó hecha una furia y le propinó una bofetada a la chica; de tal magnitud que la hizo sangrar. Sin embargo, Elisabeth no prestó atención a su doncella, la cual estaba semiinconsciente en el suelo, sino a su mano salpicada de sangre. La miraba media sorprendida, media satisfecha. Se dio cuenta que la piel de su mano había rejuvenecido. La Condesa levantó la cabeza lentamente, miró a su doncella y la sonrió con malicia. En ese momento comenzó lo que sería la masacre más grande de todos los tiempos.

Mi nombre es Kida Olinsky, tengo 23 años, y sino os importa, quiero compartir con vosotros algo que me ocurrió cuando tenía 12 años. Intentaré ser lo más brevemente posible.